Aún recuerdo que lo oí en un taxi, de camino a una reunión, hablaba Luis del Olmo.
Al principio un rumor extraño en mi interior, después una cascada de emociones.
Primero la sorpresa, nadie esperaba algo así. Después la angustia y el goteo de números. Al final, la tristeza infinita.
Durante los días posteriores recuerdo nauseas, impotencia y desconsuelo.
Y entre todo aquello, las víctimas, a las que alguien decidió meterlas en una guerra que no nos pertenecía.
Os seguimos recordando. Y lo haremos siempre.
Por Verónica Mar dependienta online Bokamanga.com.
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Nunca olvidaremos ese día, ni lo que hicimos...
ResponderEliminaryo me enteré al poco de llegar al trabajo, no podía creerlo y eso que las noticias eran confusas al principio y no se hablaba del número de victimas.
despues vino el desconcierto ¡no puede ser! y las lagrimas. lloré mucho ese día pensando en las personas que dejaron su vida en los trenes, en sus familias, en los heridos... por la tarde compré la edición especial de El País y la hojeaba mientras volvía a casa en tren (entonces aún vivía en casa de mis padres), el silencio era absoluto. Nadie hablaba, nadie se miraba, algunas personas lloraban, yo también lo hacía impotente y pensando que iba subida en un tren identico a los de Madrid.
No pensaba hablar ni escribir nada de este tema, pero tus palabras, y las del comentario que han dejado hacen que me estremezca.
ResponderEliminarUna guerra a la que nosotros no habíamos votado.
Que nunca vuelvan a repetirse hechos como estos; y sobretodo que no tengamos que pagarlos siempre la gente inocente.
Un saludo a ti, y a todos los que comenten tu entrada hoy. Animo!