Y una taza humeante entre las manos

Hay pequeños placeres de la vida que pasan desapercibidos, casi sin darnos cuenta. Pero los anhelamos tanto como a los grandes acontecimientos, porque tienen el poder de una mano de madre acomodándonos el cabello.

Como ejercicio para encontrar calor en un día tan frío como este voy a enumerar aquellos momentos que me encantan:

Estrenar cualquier conserva o bote, especialmente los de café o similar, que debes abrir el precinto que hay entre la tapa y el contenido. Me recuerda al infinito placer de abrir uno de aquellos botes de leche condensada o el de abrir el precinto del Nesquick cuando era una niña. Envolverte en unas sábanas recién planchadas con olor a Mimosín. Descubrir que en contra de todo pronóstico aún queda un chicle, caramelo, bombón, ... en el paquete que creías vacío (antes me parecía el colmo de la felicidad cuando me pasaba con el tabaco, pero desde que no fumo...). Hacer un regalo sorpresa a un amigo, familiar, amante... Escribir notas por la mañana a alguien que sabes se despertará después que tú y desearle un feliz día. Pensar todo el día cómo anular esa cita a la que tan pocas ganas tienes de ir y que te llamen a ti para cancelarla. Un bol de palomitas gigante, una película fácil y hacer manitas bajo la manta. El olor a té recién hecho, con leche caliente. Y... Y... Creo que yo he venido a esta vida sólo para tener la oportunidad de tras una dura jornada, colocarme una taza humeante entre las manos congeladas, y dejar que se vayan erizando uno a uno todol bello de mi cuerpo, desde la punta de mis pies hasta el último pelo de mi cabeza, de tal modo que, si alguien consiguiera verme a mi tal y como me siento la imagen sería parecida a esta: 

Y tú.... me explicas qué pequeños placeres consiguen alegrarte el día?
Escrito por Verónica Mar de Bokamanga.com. ¿Te ha gustado?

Recibe mi blog en tu correo electrónico: