Sorbitos de historias: El jarrón de la tía

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Barrió el último trozo de cristal, lo puso sobre el papel de periódico junto a los otros pedazos de vidrio, y los envolvió. Primer dobló la parte derecha, cerrando el papel con forma de cucurucho, como el que envolvía aquellas castañas que comía cuando era niña a la salida del colegio cuando los inviernos aún eran fríos. Después cerró la  parte izquierda sin tanto cuidado, arrugando el papel, de malas maneras, con cierto enfado. Y al final lo metió en una bolsa y lo bajó al contenedor. 
Estaba segura que esos eran los pasos que había seguido aquella mañana con el jarrón roto. El jarrón que le había regalado su tía poco antes de morir y que tanto significaba para ella. Recordaba que le había dado tanta pena romper sin intención aquél jarrón, tanta que lo había recogido enseguida, envuelto en papel de periódico y tirado al contenedor, para evitar ver ningún resto al regresar del trabajo a casa.
Pero allí seguían, todos y cada uno de los trozos del jarrón sobre el suelo, sin barrer, sin recoger y sin tirarlos a la basura.
Almudena se quedó atónita ante la visión de nuevo del jarrón roto que creía en el contenedor de la esquina. Miró temerosa a su alrededor y susurró:
- ¿Tía?


¡Buenas noches queridas!

Escrito por Verónica Mar de Bokamanga.com.
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1 comentario:

  1. Esta semana me ha gustado tu blog, sé que vas a tope, pero ha habido de todo: outfit, ofertas, relatos.

    Bss,
    C.

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