A Jimena no le gusta la Navidad

Nunca se lo había confesado a nadie, pero a Jimena no le gustaba nada la Navidad. 

Sólo era una evidencia del cumulo de ausencias que le había regalado la vida. Y no eran pocas. 
Arturo, que se fue al otro lado del mundo mucho, mucho, mucho tiempo atrás. Su padre, que había fallecido hacía dos años, y su cuñada Aurora, con la única con la que había llegado a compartir confidencias, se había separado y largado lejos del estúpido de su hermano.

Escribir, su diario, le traía una especie de paz que jamás había experimentado. Era su refugio. La puerta por donde sacar a pasear la imaginación y al final, los días sean más amenos.

Escribía de noche, cuando su anciana madre, dormía, dos habitaciones más allá. Cuando las visitas no estaban, cuando el tiempo era sólo para ella, y sus vivencias. 

Y es que el diario, le servía para maquillar un poco la vida que había llevado, para darle forma y color a vivencias pasadas, amontonadas en estantes de su memoria. Llenos de polvo, cerrados como libros, leídos y olvidados, pero siempre a manos. Sopla, desempolva, lee, recuerda, y cámbiale el final. 

Qué había de malo en escribir que Arturo fue su único amor, y que ella fue el único amor de Arturo. Tampoco lo sabía. Quizás Arturo, atormentatado por una vida lejos de su hogar, donde nació, se mordía las uñas cuando la noche caía pensando en ella, diciendo su nombre en silencio. Jimena.


Sí, se mentía al decir que había sido la niña de los ojos de su padre, o que con su madre había cultivado un amor puro y sereno. Y sonreía al pensar, que quizás tras su muerte, alguien leería su diario con admiración ¿Quién?

Y fue ese 7 de diciembre, justo antes del día de la constitución cuando llegó a la última página escrita de su vida inventada, y abriendo un nuevo cuaderno, aquel que le había regalado su sobrina Martina,  se sorprendió escribiendo:

7 de diciembre de 2005
Barcelona

Me llamo Jimena, tengo 65 años y vivo con mi madre en un piso, en Barcelona. 
Hoy comienzo un nuevo tomo de mi diario. Y estoy harta de mentirme a mi misma contando una historia que no es la mía. 
Hoy comienzo el auténtico relato de mi vida. 
Sin engaños, sin mentiras, más que las carambolas que pueda hacer mi propia memoria.
Necesito hacer las paces conmigo misma. Me quedan 3 años de vida y NO soporto la Navidad.


Escrito por Verónica Mar de Bokamanga.com. ¿Te ha gustado?


Recibe mi blog en tu correo electrónico:

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Hola! No te lo pienses, tus comentarios y opiniones son siempre bien recibidas en mi blog.
¡Gracias!

¿Quieres seguirme a través de Facebook?