Tengo la poco recomendable costumbre de despistarme. A veces, en el súper, me llevo el carrito de otra persona pensando que es el mío, y al cabo de un rato me doy cuenta que yo no he comprado comida para perros, y no porque no lo haya apuntado en la lista - que también me he olvidado en casa- sino por la obviedad de que no tengo perro que me ladre. Es rutina también de las despistadas pensar cada mañana que nos han robado el coche, recordar que ayer teníamos que llamar a alguien y sufrir creyendo que nos hemos dejado la plancha enchufada.
Si alguna vez contabilizase todos los minutos que pierdo en tonterías como esas, seguro que me llegaría para dos días de vacaciones.
Pero los despistes pueden ir más allá. Puede una montarse en un coche que no toca, coger de la mano a uno que no es su novio o ser acusada de ladrona por llevarse un bolso que no era el mío .
Y cuántas veces no he asegurado que había perdido el móvil mientras hablaba con alguien por el mismo ¿Cuántas? Ni recuerdo.
Por suerte ya no fumo porque ¿Dónde he puesto yo el paquete de tabaco? Debía irse con el móvil a dar una vuelta, y de paso con las llaves de casa, las gafas de sol, el mando del garaje... Los objetos están vivos como en Toy Story.
Y qué me decís del coche, ese agujero negro con ruedas, que te roban, que se pierde en párkings y que se mete en calles contra sentido. El coche se merecería un capítulo a parte.
- Haces las cosas sin pensar- dice mi madre.
Y es verdad.
Cierro la puerta de casa pensando en lo mío y después me paso unos minutos regresando para ver si la he cerrado ¿Nadie ha dejado la compra en espera en la caja, porque a la hora de ir a pagar se da cuenta que se ha dejado el monedero en casa? Sí, lo admito, he pecado.
Para cuando no me he dejado la visa en la caja anterior, y me llaman por la megafonía para que vaya a buscarla.
Y que me decís de ese papel con todos los datos escritos que NO ESTÁ DONDE TÚ lo habías dejado y aunque lo busques con tesón no aparece hasta que ya has vuelto a llamar y tienes otro papel con los mismos datos.
Una vez, llegaba tarde a un cumpleaños en un restaurante, uno de esos cumpleaños donde sólo conoces al del aniversario, y creyendo distinguirle en la distancia, me senté en la mesa con un 'Hola, soy Verónica, siento llegar tarde', al minuto me dí cuenta que el que creí mi amigo era otra persona y ni siquiera era ese el restaurante, si no el de al lado.
Algún día os explicaré cómo perdí el DNI en un minuto, pero ahora mejor explícame tú tus anécdotas. Apuesto a que no soy la única despistada
¿Te animas?
por Verónica Mar de Bokamanga.com. ¿Te ha gustado?
JAjaja... que identificada me siento!!! Me pasan tantas de esas cosas!!! Mas de una vez he entrado en sentido contrario en mi propia calle por hacer el recorrido como si fuera a pie... entrar a una tienda a comprar y salir porque no me acordaba el que tenia que comprar... estar totalmente arreglada a las 8 y media de la mañana para ir a trabajar y darme cuenta que es domingo...
ResponderEliminarde echo es por eso por lo que adoro mi movil, tantas notas de aviso, para recordarmelo todo... aunque claro no hay garantía de que siempre me acuede de donde lo deje... (he llegado a pensar que habia perdido mi movil y llamar para oirlo desde mi propio movil)
Tenemos taaaaannnnto en comun, la pasion por la ilustracion, los gatillos y tb los despistes. Mi novio está el pobre sobresaturado, tiene que estar todo el día pendiente de que no me deje la cabeza en algun bar,jejeje.Creo que tenemos tantas cosas en las que pensar que nuestro cerebro hace hueco olvidandose de otras, y asi nos pasamos la vida despiste tras despiste. Yo le pongo voluntad pero no hay manera.Un besote guapa
ResponderEliminar