Al arrancar el coche me doy cuenta que el bar donde a veces desayuno comienza a recuperar parte de su ajetreo habitual.
De camino a la Avda Diagonal de la ciudad condal, algunos ''casicuarentones'' corren juntos para intentar reducir la curva de la felicidad que ha aparecido este verano y, así evitar los comentarios jocosos de los compañeros de la oficina.
Un señor se salta un ceda, acostumbrado aún al poco tráfico del pueblo de su madre, ''Villapequeñadelmedio'', donde sólo él y su vecino Macario son los únicos motorizados. Macario en tractor, y él en su Córdoba blanco.
Y un niño, de camino al tranvía, se detiene, estira de la mano de su madre y comienza a llorar. El recorrido del apartamento a la playa le parecía mucho más dichoso, y ahora estira de la falta de la madre para dejarlo claro.
Entre todo ese escenario, pasando desapercibida, camina una mujer de unos 30 años, blanca como la leche, que arrastra una maleta con una sonrisa en los labios. Alza la mano, ajena a la vuelta a la rutina que allí se respira, y para a un taxi.
- Al aeropuerto, por favor- le dice al taxista.
Y es que l@s hay que... lo bueno, lo dejan para el final.
Últimas oferta en ropa de baño Jordi Labanda PRECIOS ÚNICOS A FINAL DE TEMPORADA NO TE LO PIERDAS SÓLO HASTA EL 2 de septiembre a las 10AM |
Escrito por Verónica Mar de Bokamanga.com.
¿Te ha gustado?
Qué identificada me siento!!!! Aunque no blanca (he aprovechado el sol de ciudad los fines de semana), aun no he cogido mi maletita este año, me ha tocado trabajar y trabajar... jiji y cuando algunos vean sus vacaciones como un lejano recuerdo yo estare preparando mi viajecito aunque... intentaré no dar envidia :-)
ResponderEliminar