Descendientes de Lilith



Decían las malas lenguas mesopotámicas que, antes que Eva, otra era la esposa de Adán. Hecha ella a la par que el varón y a imagen y semejanza del Dios Todopoderoso. Lilith. 
Decían las malas lenguas que era bella e inteligente. De cabello largo rojizo y piel clara, era dulce y transparente, libre y presumida.
Decían las malas lenguas que Adán trató de someterla a sus deseos, y ella se negó rotundamente a cumplir la voluntad de su compañero. Ambos eran iguales en aquel paraíso. 
Y decían las malas lenguas que, no quedando Adán contento, y tras la insistencia del mismo, Lilith abandonó el Edén y se instaló junto al Mar Rojo, dejando a Adán sólo en su cielo.
Y a partir de aquí las malas lenguas se convierten en pérfidas y describen a Lilith como una bruja sin escrúpulos que rapta a niños y engendra hijos con hombres dormidos.
Suerte que no todos los hombres son Adán, ni todas las mujeres son Eva. Algunos somos, naturalmente,  descendientes de Lilith.


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