El abrazo

Cuando Almudena saltaba de la cama para vengarse del pellizco, Eduardo ya la esperaba en la puerta. Tan pronto como Almu llegaba a la puerta, Edu la empujaba con rabia y la lanzaba de nuevo contra la cama, y sin dejarle tiempo a reaccionar, cerraba de un portazo la puerta y sujetaba con fuera el pomo para que ella no pudiera abrirla:

- Déjame salir tonto del culo- lloriqueba ella desde el otro lado.

Y le odiaba, le odiaba tanto que le deseaba cosas horribles y monstruosas mientras lloraba al otro lado del tabique, esperando a que la liberara de su encierro y pudiera desayunar algo.

Esa fue su tortura desde los 6 hasta los 16 años, cuando por fin, Eduardo levantó el vuelo y se fue de casa dejándola a ella contenta y tranquila.

Por eso no entendía por qué, ahora que el médico le acababa de dar la noticia de que iba a ser madre, ella no quería ni llamar a su madre o a su padre, ni siquiera a su marido, si no que quería pasarse por casa de Eduardo, y fundirse con su hermano en ...un largo abrazo.


Psssst! Si alguien sabe el/la autora de esta ilustración, por favor que me lo diga...¡Gracias!

 Escrito por Verónica Mar de Bokamanga.com. ¿Te ha gustado?

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