Un mundo interior alto en cafeína

Hay personas, entre las que me incluyo, que tenemos un rico, activo y abundante mundo interior en el que nos encanta perdernos. En realidad, no es muy difícil reconocernos por la calle: solemos reírnos solos, soltamos monosílabos en voz alta cuando paseamos sin nadie a nuestro lado y tenemos sobresaltos con abundantes onomatopeyas.

Y es que, que levante la mano quien, sumergid@ en su mundo interior se ha hecho gracia, y ha acabado con una amplia sonrisa, o quizá un tímido inicio de risa amplia. 
Y qué me decís cuando nos damos la razón en conversaciones internas pero en voz alta. Sí, no, claro, bueno... 
Pero sin duda, lo que más divierte al prójimo es, cuando sin saber muy bien por qué, regresamos a la vida que nos rodea  en cualquier y nos asustamos al encontrarnos la realidad distraíd@s con nuestros pensamientos. Soltamos un 'Ostras' o un 'mierda' (con perdón) o similar, seguido de un gesto de angustia típica de quien se ha olvidado el monedero en el asiento de un vagón de metro. Que forma más fea de acordarse que fuera de ese estado de empanada mental también hay cosas que hacer, y que por cierto, vamos tarde.

Tod@s creemos ser los únic@s afectados por este síndrome del 'yo estaba en otra parte muy lejos de aquí, tanto como la luna de Valencia, cuando de golpe he hablado, reído, asustado o lo que sea, sól@, pero en medio de la calle, del centro comercial o vete a saber tú qué concurrido lugar'. Pero no. No. Nuestro síndrome no es nada excepcional, y esta afirmación se pone en evidencia en cualquier conversación al respecto:
- Pues la verdad, suelo reírme cuando recuerdo algo gracioso por la calle-comento yo misma.
- Yo suelo darme la razón con una frase subordinada por lo menos!- comenta un amigo.
- Pues mi marido siempre se enfada cuando, en medio de un monólogo por su parte, me sorprende respondiéndome a mi misma y no a su conversación, a la que no hacía ni caso- comenta una amiga.
- Yo no sólo me doy la razón, si no que me la quito y, mantengo discusiones acaloradas conmigo mismo y a veces llego hasta las manos- comenta el desconocido de la mesa de al lado.
- ....
- ....
- ....

Bueno, si os pasa esto último, mejor consultad al médico.

¡Que tengáis un bonito jueves!

 Escrito por Verónica Mar de Bokamanga.com.
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1 comentario:

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