Y no sé si por la lluvia, por la entrada del otoño, o simplemente por que los astros se han alineado para confabular en nuestra contra, me consta que somos muchas las que no hemos tenido una buena semana.
Y cada una con sus historias propias, nos hemos visto afectadas por las cosas de la vida que nos han dejado ese sabor amargo.
Pero no nos engañemos, de las emociones negativas no siempre conseguimos aprender, que no tenemos por que ser invencibles y bebernos sin respirar todos los problemas, y que sólo podemos pasar página con todo lo contrario: una emoción positiva.
Y aunque la vida es sorprendentemente regeneradora, a veces hay que hacer un esfuerzo y buscar bajo las piedras lo que mejore nuestro estado de ánimo.
Así que hoy, me he vestido de naranja, mi color favorito. Me he enfundado unos tejanos, que me recuerdan a aquellos viernes informales que me gustaban tanto, cuando trabajaba en vaqueros en UPS, Irlanda, y tomábamos unas cervezas para inaugurar el fin de semana en el pub más cercano. Me he esforzado en sonreír nada más despertarme, y me he seguido esforzando. Me he cantado una canción fácil, clara y positiva, como hubiese hecho mi exjefa en un mal día de trabajo. He planeado una tarde de relax, y una noche de celebración. Y si todo eso no vale, tengo un plan B, y un plan C si me apuras. Lo importantes es soltar lastre y seguir nuestro camino, a nuestro ritmo.
Y conduciendo hacia la oficina, me ha tocado ir detrás de un camión gran parte del recorrido. Y mira tu por donde, ha sido como una metáfora cursi de algo que a veces olvidamos: que el sol aparece por donde menos te lo esperas, incluso bajo la lluvia.
Aunque sin acento noruego, os dedico la canción que hubiese cantado hoy mi antigua jefa:
¡Venga, va! ¡Que hoy es viernes!
El camión ha sido un aviso, sin duda, para que veas la luz. Muy bueno, Vero!
ResponderEliminarMe ha gustado!!! Gracias!! Yo tampoco estoy en la época más animada precisamente... pero ahí andamos, buscando bajo de las piedras...
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