De parca y playa

Mientras vivía en Bray (Irlanda) los días de otoño, cuando el frío ya era más que evidente, pero la luz del sol, a pesar de las nubes, duraba algo más que las 6 horas escasas de invierno, bajaba a la playa el ''pan de ayer'' para los cisnes de antaño. Y justo donde desembocaba un riachuelo, cerca de un campo de golf, alimentaba a los más elegantes patos y otras razas. Fuera del agua, el cisne perdía toda elegancia y cual pato mareado caminaba con rapidez hacia el pedazo de pan más próximo. 

Y fue allí, entre cisnes, donde me enamoré por primera vez y me desenamoré por segunda. Donde organicé fiestas, donde me planteé el futuro, donde me hice fan de David Gray, donde me escondí de las penas y me recreé en las alegrías, donde me dediqué a mi misma y a los demás. Donde pensé en el pasado vivido y el presente vívido. Y en especial, donde añoré las ausencias y valoré las herencias.

Y todo aquello pasó sin un sólo recuerdo fotográfico. Sin uno sólo que mostrará ese momento  junto a tanto pato blanco.

Tuvieron que pasar 5 años para que, en una de mis visitas a mi antiguo pueblo, me hicieran una instantánea con quienes tanto me inspiraron cuando yo era una española en Irlanda.


Y aquí me tenéis ¿Os suena la parca?


PS: Ya quedan las últimas unidades... Quien avisa no es traidor, en este caso, traidora.

Escrito por Verónica Mar de Bokamanga.com.
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