Antes de ir a dormir, un cuento... Y no precisamente de hadas...
Ilustración del maravilloso Gruau |
Selene se retoca el rimmel, se ajusta las medias y se repasa los labios. Es hora de trabajar.
Revisa su agenda donde lee su próxima cita: 13h, Mario, 35 años, completo. Selene es prostituta.
Llega al piso que alquiló con algunas compañeras, desde que está allí se siente más segura. Hacer la calle en Barcelona, tal y como se habían puesto las cosas, no permitía una buena negociación con el cliente, y generaba demasiada incertidumbre y conflictos.
- Has visto el debate en la tele sobre los contactos en el periódico, como los quiten a ver qué hacemos... Yo no quiero volver al la calle- comentaba Julia a otra compañera cuando Selene entró en el piso.
Selene saluda y las escucha hablar un rato. Se enfada. Es curioso que todo el mundo opine sobre su profesión, pero nadie les pida la suya. Como no le gusta prestar sus servicios de mal humor, se mete en la habitación a la espera de Mario.
Le gusta Mario. Es cordial, limpio y siempre cumple lo pactado. Es uno de sus mejores clientes.
Prepara el baño, saca la caja de condones, lubricante, algunos caramelos y se lava las manos.
No le molesta prestar los servicios, le reporta buenos ingresos y considera que la dignidad está por encima de su profesión. Además, teniendo en cuenta que a ella nadie la explota sexualmente, no entiende porque la consideran una víctima. Aunque no niega que, a veces, se plantea dejarlo. Cada día, se le hace más difícil vivir con el estigma.
- Sobre estigmatización & Trabajo sexual : http://www.transexualia.org
Escrito por Verónica Mar de Bokamanga.com.
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