Tiempo atrás, cuando trabajaba en una oficina compartida y mixta, recuerdo lo complicado que era afrontar los meses de verano.
Nuestro compañero Julián, siempre elegantemente vestido con traje y corbata, se sentaba frente a mí, en la mesa más apartada del aparato de aire acondicionado. Este hecho hacía que, bajara al mínimo los grados del aire, y el resto de personal, hombres no encorbatados incluidos, nos heláramos en pleno julio.
Cada mañana, antes de entrar en la oficina, rogaba que a mi compañero le hubiese dado por vestir más casual, pero siempre estaba allí, sentado con su camisa de manga larga y su conjuntada corbata.
Hasta que un día, justo el día antes de irse de vacaciones, cuando yo ya no tenía esperanzas, entré en la oficina y me lo encontré vestido con un polo amarillo, bermudas blancas y el pelo 'desengominado'.
Entonces entendí, porque era tan necesario aguantar aquella nevera en verano.
Así que, aquell@s que se quejan de que sus jefes, compañeros y otros hombres encorbatados por la necesidad de bajar los grados del aire con tal de refrescar sus cuerpos bajo esas camisas de manga larga: No os quejéis... Os aseguro que podría ser mucho peor si se presentaran en la oficina con el pelo a lo afro, camiseta de tirantes y pantalón corto.
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jajajaj, qué bueno!
ResponderEliminarahora mismo me estaba quejando yo porque en el curso en el que estoy tienen el aire a tope!