David, David Gray. Descubrir su nombre me costó sudor y gárgaras. Me pasé varias semanas berreando cantando sus canciones a los nativos de mi trabajo, hasta que una melómana, consiguió descifrar los acordes correctos para dar con la canción y, en consecuencia, con el autor de la misma.
David, David Gray. Me compré el CD en oferta. Lo escuché sentada en un micro-piso frente a la chimenea. Lo empaqueté, lo metí en una caja, y a su vez, metí la caja en un Seat Ibiza blanco que, sobre el mar, nos regresó a España. Lo desempaqueté en un piso más grande, sin chimenea, y lo escuché en una mini-cadena que me regaló mi abuela. Tras un fracaso, devolví el CD a una caja y, esperó en ella hasta su nueva mudanza, a un piso más pequeño con la misma mini-cadena, aunque ya...ya no estaba mi abuela.
David, David Gray. Hace ya meses volvió a desaparecer en una de esas feas cajas marrón kraft que guardan todos nuestros secretos cuando estamos de mudanza. Hasta la semana pasada que, como quien descubre un regalo sorpresa la noche de Reyes, apareció. Desde entonces lo llevo en el coche. Mi sonrisa es más amplia y mi autoestima más alta. Y mis recuerdos... mis recuerdos irlandeses se han multiplicado. Puedo revivir olores, sensaciones y espacios. Fue una bonita etapa, con una evidente banda sonora: ésta (oferta y precio aún visibles):
Conoce a David Gray aquí |
Hasta entonces, dulces sueños.
Slán leat
Verónica
para El blog de Verónica & Bokamanga.com
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Es muy bonita, no lo conocía, gracias por compartirlo.
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