Hoy no hablaré de Arturo Elena

Ilustración de Arturo Elena
Salgo a la calle y empiezo a cantar a pleno pulmón. Entretanto, me voy pintando los labios de rojo pasión. 
Voy corriendo aunque no tengo prisa. Me encanta aparentar que llego tarde a cualquier lugar.
Esquivo a todo el mundo haciéndoles tambalear, me silban y me insultan, aunque yo les grito más.
Nunca dejo de cantar. Me gusta insultar.
Me cuelo en un ceñido callejón, descubro a una madre con su hija a la que le cuesta avanzar. Me pego a sus espaldas para intentarlas pasar, me impaciento, me enfurezco y me pongo a gritar. La niña comienza a llorar, pero yo la insulto todavía más. La niña se detiene y empieza a temblar. La asusto, la sorteo y la vuelvo a insultar. 
Corro todavía más, sin dejar de cantar, de esquivar y de insultar.
Finalmente, llego a mi casa, aparco y me bajo del coche.

Dedicado a tod@s l@s fitipaldis temerarios 

Pssst!: De Arturo Elena os hablo este sábado. De momento, que tengáis un feliz jueves.

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