Si Bokamanga fuese una tienda física seguramente acabaría teniendo relación con alguna de las clientes habituales, a Sole le preguntaría por sus creaciones, a Itziar por su coche y a María, por nuevas tiendas donde ahorra dinero.
Es posible que, tomando un café en la misma tienda, les diría que hoy alguien me ha enviado una canción. Ésta:
Seguramente, les animaría a apuntarse a un sorteo de una camiseta (aquí) y les diría que son ellas quien pueden rebajar los precios de 9 productos.
También les explicaría que ayer me llamó un amigo con el que conviví en Irlanda, y del que había perdido la pista hace tiempo.
Pero esto no es una tienda física, ni yo puedo invitar a cafés a las clientes.
Menos mal, que siempre nos quedará Facebook.
¿Un café virtual?
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