Alguien me dijo una vez que andaba por la calle con una mezcla de timidez y despiste. Ese alguien me conocía muy bien. Soy tímida y despistada, y después pasan estas cosas...
Ilustración del genial Mats Gustafson |
Caminaba yo por la Avenida Gaudí de Barcelona, cuando en un cruce me detuve cerca de un chico que estaba esperando el semáforo. Él, giró la cabeza y me miró extrañado, como descubriendo en mí algo inadecuado. Rápidamente, pensé que se me había corrido el rimmel, o que se me había cagado una paloma encima. Me quedé un segundo a su lado, mientras me intentaba examinar para ver qué es lo que le había extrañado tanto. En ese momento miré al frente... Aquello no era un paso de peatones, ni ese chico estaba esperando a que el semáforo se pusiera en verde. El paso de peatones estaba unos metros más lejos, y el chico estaba al lado de una señal de tráfico, esperando seguramente a alguien.
- ¡Que gilipollas es esta tía!- debió pensar mientras me seguía con la mirada y la misma cara de extrañado.
- ¡Que gilipollas soy!- Sonreí yo dirigiéndome al semáforo.
jajajaja, una historia que nos puede pasar a cualquiera!!! :)
ResponderEliminarbss